Flores de calabacín
- 12 flores de calabacín frescas
- 150 g de harina
- 200 ml de agua con gas fría
- 1 huevo (opcional, para una masa más rica)
- Sal al gusto
- Aceite vegetal para freír
Comienza retirando el tallo externo de las flores de calabacín hasta llegar a la parte suave. Si lo prefieres, también puedes quitar el pistilo interno, aunque esto es opcional. A algunos les gusta dejarlo porque añade una dulzura especial a las flores fritas, así que te animamos a probar ambas versiones para descubrir cuál te gusta más.
En un bol grande, mezcla 150 g de harina con una pizca de sal. Si prefieres una masa más rica, puedes agregar 1 huevo. Vierte lentamente 200 ml de agua con gas fría, batiendo hasta obtener una mezcla suave y sin grumos. La masa debe ser espesa pero no demasiado compacta; ajusta la consistencia agregando más agua o harina si es necesario.
Calienta el aceite vegetal en una sartén profunda hasta que alcance unos 170-180°C. Si no tienes un termómetro, verifica la temperatura sumergiendo un trozo de pan: si chisporrotea y se vuelve dorado rápidamente, el aceite está listo. Sumerge las flores de calabacín, una por una, en la masa, asegurándote de que estén bien cubiertas. Escurre el exceso de masa y sumerge las flores en el aceite caliente.
Fríe las flores de calabacín durante unos 2-3 minutos, dándoles la vuelta a mitad de cocción, hasta que estén doradas y crujientes. Escúrrelas en papel absorbente para eliminar el exceso de aceite y espolvorea con una pizca de sal. Sírvelas inmediatamente mientras están calientes.
¡Buen provecho! Para las cantidades según el número de comensales y cualquier duda, estamos siempre a tu disposición.